martes, 31 de mayo de 2016

Espiritualidad cristiana

IMPACTO DE LA PRESENCIA DE DIOS

Su presencia produce arrepentimiento genuino
Cuando el creyente se sumerge en la presencia de Dios. La plenitud del Espíritu Santo nos hace ver el trapo de inmundicia que somos y lo inmerecido de estar ante el Altísimo.
Cuando el creyente permite que la unción del Espíritu Santo se impregne en su vida; hay arrepentimiento, temor de Dios y piedad. La presencia de Dios plena en el creyente produce sed y hambre de la Palabra de Dios. Un deseo incesante de comunión con nuestro Padre celestial en oración. Consolida el carácter, te da firmeza, induce a la obediencia, alimenta el temor de Dios, purifica el alma y te lleva a una vida de piedad La presencia de Dios renueva tu mente y nos ayuda a conocer su voluntad. La presencia de Dios te equipa para ser fiel en todo tiempo independientemente de las adversidades que pase en tu vida. Toda rebeldía y toda dureza de corazón se derriban, cuando Dios manifiesta su presencia (p.ej. Hechos 9. 1-6).
Produce adoración
La Biblia dice en el evangelio del apóstol Juan 4:23,24 “que los verdadero adoradores adoraran al Padre en Espíritu y en verdad; porque también el Padre a tales adoradores buscan que le adoren. Dios es Espíritu; y  los que le adoran en espíritu y en verdad, es necesario que le adoren”. Cuando nuestro Señor Jesucristo sano a los diez leprosos, y vio que el samaritano regreso y se postro en adoración de gratitud. El Señor pregunto: ¿No son diez lo que fueron sanados? Y los nueve ¿Dónde están? Cristo reclama adoración de gratitud; sobre todo de su pueblo que ha bendecido por misericordia. Espera adoración. Cuando el Espíritu Santo inunda tu vida a plenitud de su presencia; te conviertes en un adorador profundo. Te brotaran las lágrimas de gozo y agradecimiento. Te unirás a los veinticuatro ancianos que no cesan de día y de noche diciendo: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es y el que ha de venir apoc. 4:8. Veras al Padre en su plenitud manifestando su misericordia cada mañana y su fidelidad por las noches.
Produce autoridad
En el primer libro de reyes capítulo 17: 1 se describe una de las declaraciones más grande de la Biblia anunciada por el profeta Elías: “Vive Jehová Dios en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, si no por mi palabra”. Elías bajo la presencia de Dios desafió a Acab rey de Israel, que se había apartado de Dios y también confronto a Baal que era considerado el dios del relámpago, de la lluvia y de la agricultura. Conforme a la declaración de Elías en la presencia de Dios dejo de llover y se produjo una sequia desbastadora; dejando de manifiesto que el verdadero Dios del relámpago, de la lluvia y de la agricultura es Jehová Dios de los ejércitos. Según las tablillas u gariticas de la literatura cananea; esas palabras de Elías podrían haber provocado su muerte, pero por el poder de Dios sobrevivió.
Produce visión para trabajar en su obra
La presencia de Dios en el creyente te da visión y pasión para trabajar en su obra. Activa el deseo de servicio para ser usado en palabra, en sanidad, en milagro; pero también para ayudar al prójimo en obras sociales. La plenitud del Espíritu Santo te permite ver hacia arriba para ver a Dios y a lo ancho para ver al prójimo.
La presencia de Dios te capacita como líder, te convierte en guerrero valiente y determinado, te da la Victoria conforme a la circunstancia adversa que estás viviendo.  Cuando hay presencia de Dios se activan los talentos, el fruto del Espíritu Santo, los dones y el llamamiento de los ministerios de la iglesia.




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