La idea del matrimonio nació en la mente de Dios.
Raymond. T. Brock comenta: “El matrimonio fue pensado para los hijos de Dios.
Se originó en el pensamiento del mismo Creador y es sancionado en el cielo para
que sea practicado en la tierra con reverencia y responsabilidad”.
El matrimonio fue creado por Dios para que la
pareja lo disfrute sin egoísmo, para que se amen y se traten con amabilidad.
San Agustín, teólogo y filósofo del siglo cuarto, observaba: “Si Dios hubiera
querido que la mujer gobernara al hombre la hubiera hecho de la cabeza de Adán.
Si hubiera querido que fuera su esclava, la hubiera sacado de los pies del
hombre. Pero Dios hizo a la mujer del costado del hombre porque quería que le
sirviera de ayuda y compañera a Adán”.
También, Myer Pearlman expresa: “La mujer fue
sacada de debajo del brazo del hombre para que fuera protegida por él y cerca
del corazón para que la amara”.
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