El altar de Dios
“Y edificó allí un altar” Estos altares eran
maneras de conmemorar acontecimientos especiales o apariciones. El primer altar
lo edificó Noé (Gen 8:20); El altar que edificó Abram en Siquen, Bethel, Hebrón
y tierra de Moriah (Gen 12: 6-8; 13:18; 22:9). El altar qué edificó Isaac en
Berseba, después de haber pasado la prueba en el Valle de Gerar y de la
aparición de Jehová en una noche donde confirmó la promesa. Allí edificó un
altar e invocó el nombre de Jehová (Gen 26:25). Es de suma importancia el altar
que edificó Jacob en Siquem, donde Abram edificó el primer altar al llegar a la
tierra prometida, Jacob lo edificó en acción de gracias por haber regresado de
Param Haram con bien y por haber sido salvo de Esaú en su rencuentro (33:20).
Por otro lado, cabe destacar que Dios le ordenó a Jacob que le edificara altar
en Bethel donde se la apareció cuando iba huyendo de su hermano Esaú (35:7).
Jacob fue el primero en poner nombre a los altares. Al de Siquen le puso
El-Elohe-Israel "Dios es el Dios de Israel" y al de Bethel le puso
El-bet-el «Dios de Betel» Moisés
después que derroto a Amalec en refidim edificó un altar y le puso Jehová-
nissi “El Señor es mi bandera” Éxodo 17:15; En Ex.24:4 Moisés sigue ampliando el
significado del altar después de la experiencia que tuvo el monte Sinaí. Y
Moisés escribió todas las palabras de Jehová, y levantándose de mañana edificó
un altar al pie del monte, y doce columnas, según las doce tribus de Israel.
Dentro de la tierra prometida, Josué en el monte Ebal, Gedeón en Ofra y Samuel
en Mizpa; ejercieron la práctica del altar con la misma solemnidad y con más
amplitud (Josué 8:30; Jueces 6:24; 1 Samuel 7:17; 14:35; 2 Samuel 24:25).
El sacrificio era una manera de expresar de
una manera visible la sensación que se tenía de la presencia, cuidado y
provisión de Dios. El sacrificio visible llegó a ser invisible con el humo que
se elevaba a Dios.
El altar era, primero, señal de la presencia
de Dios donde Él se había manifestado en forma especial (Gen 12.7; 26.24, 25).
También era un lugar de misericordia. Un prófugo, al asirse de los cuernos del
altar, encontraba asilo (1 R 2.28). Sin embargo, el propósito principal del
altar era establecer y mantener la relación del pacto entre el pueblo de Israel
y Dios (Ex 20.24; Lv. 1.5, 16). Fue un instrumento de mediación. El altar, en
sentido figurado, es el lugar de consagración (Ro 12.1) donde el creyente
demuestra en forma pública su absoluta dedicación a Dios ( Fil. 4.18; Heb.
13.15, 16; 1 P 2.5).
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